Domingo cuatro de enero. Un día normal como cualquier otro en la ordinaria vida sin imaginar lo que acontecería.
Una mañana común; mientras el sol iluminaba la ciudad y el viento soplaba con fuerza jugando las hojas y arrastrándolas cuesta abajo como cualquier otra revoloteándolas de aquí para allá. Y, tras trascurrir uno de los años críticos y más difíciles durante el tiempo en que las personas perdían sus casas y empleos viviendo una etapa donde la economía pasaba por una de las crisis más difíciles y las personas se veían obligadas a perder sus bienes.
Se encontraban en una etapa donde la economía colapsaba a nivel global; los países se encontraban en un constante efecto dominó cayendo uno tras otro.
Nejuatl, un empleado como cualquier otro. No tenía cargo ni prestigio, pero su dedicación, responsabilidad y empeño lo hacían resaltar entre sus compañeros. Sin ser culto ni algo parecido ya que lo había intentado en ocasiones. Nejuatl siendo un obrero quien había pertenecido al mundo en el arte de la fotografía a lápiz y a la música abandonando esto por las responsabilidades que lo obligaban a abandonar su pasión dedicándose a un mundo de trabajo altamente físico y habitual. Hacía las cosas de forma mecanizada, como si la vida lo hubiese programado.
Hasta este momento, pues, "víctima" en cierto sentido de circunstancias adversas buscando absolutamente nada y con una cantidad de temores, problemas y opiniones desgastantes ya que los había creado en el pasado tomando como referencia y como verdad absoluta de la vida. Trabajaba sin cesar, viviendo en el acondicionamiento del día a día convencido que tenía una salida al laberinto de la vida mecanizada por el sistema laboral y conceptual ya que esto lo hacía errar en la vida entre multitudes resignado y viviendo en un mundo hostil de falsedades e improcedentes. Luchando arduamente ante el día junto a sus compañeros de jornada por unos centavos más; Reaccionando mal a la vida y a la aglomeración con la cual laboraba atravesando tiempos difíciles y emulando hábitos, trabajado con actitudes no muy favorables, se encontraba resignado a su entorno, encerrado en una burbuja personalizada sin futuro alguno.
Nejuatl vivía a punto de la asfixia económica; se encontraba de puntillas y respirando bajo los márgenes económicos esperando siempre algún aumento salarial, el cual jamás llegaba obviamente, y observando las manifestaciones, los abusos en el mundo laboral y social. Se dedicaba hacer de todo debido a la necesidad económica y social a la cual pertenecía, sin ningún oficio que le respaldara, hablaba lo menos posible con sus compañeros en su trabajo pues temía perder el empleo que lo sustentaba y prefería mantenerse lejos de los problemas convirtiéndose en una persona antisocial y hostil.
Sin duda alguna carecía de un conocimiento especial ya que jamás había cursado algún grado académico, todo lo aprendía observando, con la práctica, era increíble cómo tomaba decisiones importantes y grandes riesgos para poder laborar en su área de trabajo, pero sí, era entregado a aprender vehemente; y quizás por esa razón se destacaba entre los demás en todo lo que hacía ya que era educable.
Ignoraba que en su interior tenía el potencial para hacer lo que el realmente imaginara, lo que le inspiraba hacer tan entregado a su trabajo. No se sabía de su lugar de origen debido a que era demasiado aislado y reservado con sus cosas, era realmente introvertido y fuertemente criticado ya que lo consideraban un peligro para el área o el puesto de cada empleado ascendente de quienes laboraban.
Quebrantaba con lo que regularmente hacían sus compañeros de trabajo ya que no hacían más de lo que normalmente les tocaba a diario; casi siempre solían salir a jugar los juegos de azar y se la pasaban bien, regularmente quejándose del trabajo, planeando salir, divertirse y tomar con las chicas los fines de semana. Que desperdicio de tiempo se decía sin darse cuenta que también estaba perdiéndolo él mientras recordaba la frase que dice: el tiempo vale oro. Y preguntándose: ¿Y entonces porque lo vendo tan barato?
Las posibilidades de desistir en su trabajo y en la vida eran inconcebibles puesto que se la pasaba preparándose y luchando para su futuro y vivir un mundo mejor.
Los superiores en su empleo constantemente elogiaban su desempeño. Lo que ocasionaba incomodidad y envidia a sus compañeros, hacían burlas y comentarios fuera de lugar preguntando su capacidad intelectual y obstaculizando su crecimiento dentro de la empresa, creyendo que de esta forma aseguraban su empleo.
La impaciencia significa ser miope para no poder ver el resultado. No ver el proceso necesario para que algo que no es, sea… Rumi
Un día mientras trascurría la mañana se acercó a su puerta una dama elegante y distinguida, con hombros erguidos y barbilla levantada al caminar; radiaba excelencia, éxito y una personalidad arrolladora por lo que exteriorizaba... llego a la casa y toco la puerta con ímpetu.
Era una pequeña y apesadumbrada casa en lo alto de una colina cerca del viejo árbol común vencido por el viento que le azotaba por las tardes con gran fuerza haciendo una sombra confortable tras un cercado a punto de colapsar. El viento arrastraba las hojas cuesta abajo con esquirlas de polvo que segaban los ojos de la dama mientras luchaba cuesta arriba contra el viento deteniéndose las hojas y las esquirlas de polvo en su vestido que se sacudía con fuerza. Mientras subía a la decrépita vivienda se escuchaba como rechinaban las fuertes vigas, las tablas con el viento y las masetas colgadas que se mecía de aquella vieja casa.